viernes, marzo 17, 2006

SIN MUCHO QUE CONTAR

Ésa es la impresión que me ha producido la lectura de APUNTES DE UN DERROTISTA (Planeta DeAgostini), de Joe Sacco (Malta, 1960). El tomo es un recopilatorio de historietas cortas, realizadas entre 1984 y 1991, justo antes de emprender sus obras más ambiciosas y, de paso, hacerse un nombre gracias a ellas en el panorama mundial del cómic: me refiero, por supuesto, a sus reportajes periodísticos en forma de historieta titulados PALESTINA. EN LA FRANJA DE GAZA y GORAZDE. ZONA PROTEGIDA (ambos en Planeta DeAgostini), a los que hay que sumar la que quizás sea mi obra favorita de Sacco, EL MEDIADOR. UNA HISTORIA DE SARAJEVO (también en Planeta DeAgostini).

Pues bien, antes de todo eso, Sacco se dedicaba a hacer unas historietas cortas que, en mi opinión, tienen como valor principal el de mostrar su camino de aprendizaje. La principal sensación que desprenden estas historias es que Sacco aún se andaba buscando a sí mismo como autor, no tanto como dibujante -salvo en las historias más antiguas, Sacco ya ha forjado tempranamente su reconocible estilo, influido principalmente por Robert Crumb y Bill Elder- sino como guionista. En su mayoría son historias autobiográficas en clave satírica un poco, o un bastante, a la manera de Crumb, donde Sacco nos cuenta entre otras cosas su mala vida como dibujante freelance o su posterior empleo como bibliotecario. Lo que pasa es que, bajo mi punto de vista, Sacco no demuestra poseer ni la gracia ni el talento de su maestro para convertir la propia vida en material interesante para el lector. Por lo demás, estas historias autobiográficas y humorísticas permiten constatar una vez más que existen autores que no están dotados para la ficción pura; dicho en plata, que no se les da muy bien eso de inventar historias, y de ahí que acaban tirando de lo más socorrido y universal: contar la propia vida o, en su defecto, la de los demás.

Junto a esas historietas satírico-autobiográficas, en el tomo también pueden leerse los primeros pasos de Sacco dentro del género donde finalmente halló su camino: el reportaje o crónica de conflictos armados modernos, y es ahí donde no casualmente encontramos las mejores historias del tomo. Aun así, todavía en estos primeros pinitos dentro del género hay ejercicios de prueba y error que producen momentos-tostón importantes, como el titulado CUANDO LAS BOMBAS BUENAS CAEN SOBRE LA GENTE MALA, un repaso a varios periodos de la historia bélica del siglo XX realizado a piñón con ilustraciones a toda página y textos en los laterales que se limitan a reproducir citas reales de los protagonistas de los hechos históricos: bombardeos aliados sobre Alemania durante la II Guerra Mundial, bombardeos estadounidenses sobre Japón (II GM, de nuevo) y, finalmente, más bombardeos estadounidenses (Reagan esta vez, años 80) sobre Libia. Como digo, una pieza facilona en su ejecución y bastante bostezable.

A pesar de ello, es dentro de ese mismo género donde, como se ha dicho, pueden encontrarse los pasajes más inspirados del libro. Tal es el caso de MÁS MUJERES, MÁS NIÑOS, MÁS DEPRISA, que es otra crónica de guerra, esta vez basada en los recuerdos de la madre de Sacco en torno a los bombardeos que sufrió Malta entre 1935 y 1943, primero a cargo de Mussolini y más tarde de Hitler. Planteada deliberadamente de forma impresionista, con varias secuencias breves que transmiten la sensación de recuerdos fragmentados, algunos más banales, otros más dramáticos, es aquí donde se hallan para mi gusto los mejores momentos, formales y de contenido, de APUNTES DE UN DERROTISTA. O al menos los más humanos, interesantes y conmovedores en el mejor sentido de la palabra. Probablemente, Sacco también se percató de ello, y de que en ese filón había encontrado al fin su camino como narrador de no-ficción. Así que tomó buena nota de cara a viajar un año después, en 1992, a los territorios ocupados para investigar el conflicto palestino-israelí y preparar su siguiente obra, la más ambiciosa que había hecho hasta entonces y la que, a la postre, le haría célebre.

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